En Mendoza, Centauro se despliega como un enclave culinario donde la sofisticación contemporánea se entrelaza con la esencia local. El espacio constituye, ante todo, una declaración de intenciones arquitectónicas y sensoriales: maderas trabajadas con precisión, superficies metálicas que reflejan luces tenues, y obras de arte local curadas para reforzar el arraigo con la región. Cada elemento de la atmósfera —desde la suave paleta de colores hasta los contrastes sutiles entre texturas— contribuye a un entorno que invita al recogimiento, sugiriendo una pausa para la contemplación y la sorpresa.
La propuesta de Centauro se distingue por recurrir a ingredientes mendocinos en composiciones que desafían lo previsible. Hay una meticulosa atención al origen y la temporalidad, con productos seleccionados directamente de huertas y chacras cercanas, dando lugar a una cocina que respira el paisaje andino. El menú, sujeto a una permanente revisión creativa, fusiona técnicas actuales y guiños de inspiración regional: cocciones precisas, fondos despejados que no encubren sino revelan los matices del producto, espumas y marinados que acentúan la frescura y complejidad del plato.
Visualmente, cada servicio impresiona por el equilibrio cromático y las presentaciones geométricas con guiños artísticos. Un plato puede sorprender por la superposición de un lomo apenas sellado, acompañado de emulsiones de hierbas autóctonas, vegetales de estación dispuestos en formas orgánicas y pequeñas puntillas crocantes que invitan a explorar distintas texturas mediante el tacto y el paladar. Los aromas evocan la leña y los viñedos silvestres, introduciendo matices especiados que recuerdan la diversidad de la región, sin caer en artificios.
La filosofía del chef se centra en el diálogo con la memoria colectiva y el entorno inmediato. Su estilo describe una búsqueda constante: reinterpretar la tradición mendocina sin nostalgia, apostando por lo efímero de la temporada y el rigor técnico. Cada receta queda así atravesada por una voluntad de experimentar sin extravagancias, rindiendo homenaje tanto a la materia prima como a las posibilidades que ofrece la cocina contemporánea.
Centauro logra plasmar la vibración de Mendoza a través de una propuesta inconfundible, donde cada detalle —del plato a la atmósfera— respira modernidad y raíz, invitando a quienes buscan en la gastronomía algo más que comida: una puerta hacia el pulso actual de la región.