En el corazón de Leblon, Río de Janeiro, Oro despliega una propuesta culinaria donde el ingenio contemporáneo convive con el respeto a los sabores más esenciales de Brasil. Entre maderas claras y una arquitectura de líneas sobrias, el ambiente parece diluir la frontera entre interior y exterior; la luz que se filtra en el comedor suaviza cada rincón, invitando tanto a la contemplación como al silencioso asombro. La decoración no busca impresionar mediante ostentación, sino invitar a centrarse en la experiencia sensorial: mesas generosas de madera noble, vajilla artesanal de texturas terrosas, y disposición elegante pero sin rigidez.
Felipe Bronze, chef y creador de Oro, propone una cocina de autor marcada por la tensión viva entre lo ancestral y lo moderno. Su filosofía reposa sobre la constante exploración de las posibilidades expresivas de los ingredientes brasileños, siempre bajo el tamiz de técnicas innovadoras. El fuego, el humo y las brasas son hilos conductores; no solo para añadir profundidad de sabor, sino para resignificar productos locales en un contexto de alta gastronomía. Así, un corazón de palmito asado puede transformarse en un plato de notable densidad aromática y presencia sutil, mientras que la costilla cocida lentamente y rematada al carbón se construye como un homenaje experimental al recetario brasileño más profundo.
El menú, sujeto a variaciones según la temporada y la disponibilidad del producto, avanza como un recorrido sensorial a través de mares y tierras autóctonas. Mariscos atlánticos, raíces y frutas tropicales adquieren presencia inesperada al jugarse en contrastes de temperatura y matices ahumados. El humo, omnipresente pero nunca invasivo, perfuma la sala antes incluso de que el plato llegue a la mesa, anticipando experiencias que involucran tacto, olfato y gusto en igual medida. No hay elementos superfluos en las presentaciones: la estética minimalista subraya la pureza del producto, mientras los colores naturales y las formas orgánicas respetan la idea central de conectar con el origen.
La cocina de Oro no pretende deslumbrar solo por la técnica, sino por su capacidad de mirar hacia el futuro sin soltar la memoria de Brasil. Bronze propone un arte culinario que dialoga con la diversidad del país, reinterpretando tradiciones con un rigor creativo y un compromiso innegociable con el entorno. Los platos de autor, construidos sobre bases reconocibles y elevados a territorios inexplorados, ofrecen una experiencia sofisticada y auténtica en cada servicio.