El número 705 de la Av. Sarmiento abre las puertas a una propuesta gastronómica donde tradición y modernidad encuentran un equilibrio singular: Soberana. En el corazón de Mendoza, este restaurante se inserta con naturalidad en el pulso cosmopolita de la ciudad, diferenciándose por una mirada contemporánea sobre la cocina argentina, marcada por la constante exploración del entorno local.
El ambiente sorprende por su capacidad de transformar la experiencia culinaria en algo más que comida. Lámparas colgantes filtran la luz sobre manteles de lino neutro, y el espacio, delineado con maderas claras y discretos toques de arte abstracto, genera un clima de recogimiento íntimo que invita a dejar fuera la prisa urbana. Vajilla de cerámica realizada a mano en la región y pequeños arreglos de hierbas frescas aportan matices sensoriales; se intuye en cada detalle un respeto por lo artesanal y lo estético sin artificios superfluos.
En la mesa, la propuesta de Soberana evidencia una filosofía de cocina donde la innovación convive con la identidad mendocina. El chef apuesta por una lectura personal de la alta cocina: técnicas precisas, uso austero de recursos exóticos y protagonismo indiscutible de productos estacionales de Cuyo. La carta, con mutaciones sutiles que responden al calendario agrícola, desvela una preferencia por combinaciones donde el contraste y la limpieza de sabores resultan fundamentales. Una espuma suave de ajo negro que acompaña a una codorniz perfectamente asada, la brillantez de un puré de zapallo ahumado logrado con leña local, o la acidez pulida en un postre a base de uva y queso caprino son ejemplos claros de esta búsqueda de armonía.
Las presentaciones logran un balance milimétrico entre forma y fondo: colores sobrios, emplatado en capas que proponen una lectura visual antes de cada bocado. El aceite de oliva mendocino, los frutos frescos, los lácteos elaborados a pequeña escala y una selección puntual de hierbas nativas componen el esqueleto de una propuesta coherente, que descarta artificios y apuesta por la profundidad de los sabores esenciales.
Lejos de las fórmulas repetidas y las tendencias efímeras, Soberana cultiva una autenticidad contemporánea, estableciendo un puente entre el terruño andino y las técnicas globales. En cada visita, la promesa se cumple: explorar la riqueza de Mendoza desde una perspectiva atenta y serena, donde cada elemento del menú cuenta la historia de un lugar y su tiempo.