En Palermo, un barrio conocido por su vitalidad y eclecticismo, Mengano se revela tras una fachada discreta, invitando a quienes transitan la calle José Antonio Cabrera a adentrarse en un universo culinario donde la tradición porteña se funde con una creatividad contemporánea. Al traspasar el umbral, el bullicio urbano queda atrás y cede paso a una atmósfera serena; se respira una armonía entre la calidez de la madera y la austeridad del metal, elementos que, acompañados por una iluminación cálida, envuelven la sala en un equilibrio sosegado, sofisticado pero acogedor. La decoración, lejos de los excesos, ofrece pinceladas de vida cotidiana porteña: detalles gráficos, bocetos y piezas de alfarería que comentan, desde el silencio, la historia de la ciudad.
La propuesta de Mengano se enmarca en la cocina contemporánea con identidad local, donde el producto argentino y el recetario tradicional viajan a través del prisma de técnicas actuales, siempre respetando la conectividad estacional. Aquí, el menú evoluciona constantemente, orientado por la obsesión por la frescura y la singularidad de cada ingrediente, especialmente de aquellos de origen autóctono. Las combinaciones resultan certeras pero inesperadas: la textura sedosa de una emulsión vegetal puede encontrar su contrapunto en un crujiente de raíces, y los toques de acidez equilibran sabores intensos sin saturar el paladar.
La vajilla merece atención aparte; cada plato se apoya en piezas hechas a mano, diseñadas para dialogar visualmente con las composiciones culinarias. Lejos de ser un mero soporte, la loza acentúa las formas y colores de las preparaciones. La puesta en escena, lejos de la ostentación, busca la coherencia entre el arte y la función, anticipando una experiencia donde lo visual y lo gustativo avanzan a la par. No resulta insólito descubrir matices en la disposición de los ingredientes, como hojas de hierbas tendidas sobre puntos de cremosidad, o contrastes cromáticos que parecen pensados para el deleite tanto del ojo como del paladar.
La filosofía detrás de Mengano, impulsada por un chef que entiende la cocina como una exploración honesta y contemporánea de la herencia local, se traduce en platos depurados, donde técnica y producto se dan la mano para construir un discurso propio. La distinción de la guía Michelin —en la categoría Bib Gourmand— valida una propuesta en la que la creatividad nunca se impone sobre la raíz. Mengano, así, logra que cada visita sea una inmersión en el pulso actual de la cocina porteña, explícita en su respeto por los ingredientes y su voluntad de dialogar con el presente.