La energía de São Paulo se filtra sutil a través de los ventanales de Picchi, delineando una experiencia que va más allá del simple acto de comer. En este oasis en la Rua Oscar Freire, la propuesta trasciende la evocación de Italia para reinventarla en clave contemporánea, de la mano de Pier Paolo Picchi. La sala se presenta minimalista y elegante, compuesta por maderas claras, detalles en piedra y una iluminación natural que baña cada mesa, enfocando la atención en una vajilla escogida con precisión, lejos de toda estridencia. Aquí, el entorno es pausa; invita a que la mirada recorra la armonía serena entre lo moderno y lo clásico sin gestos previsibles.
En la cocina, Pier Paolo Picchi interpreta el recetario italiano con audacia y respeto. Cada plato parece un diálogo entre la memoria culinaria de la península y la vitalidad del Brasil urbano. El chef abraza productos de temporada de origen local, pero nunca pierde la conexión con los ingredientes imprescindibles de la tradición italiana. Así, aceites vibrantes, quesos madurados y embutidos de excelencia se entrelazan con vegetales frescos y proteínas que exhiben la riqueza del entorno sudamericano.
Destaca la manera en que la pasta fresca se reimagina: nunca se limita a replicar cánones, sino que explora nuevas texturas y dinamismos—las láminas mantienen una elasticidad exacta, sirviendo de soporte a salsas que sorprenden por sutileza e intensidad. El risotto, preparado al dente, encuentra expresividad en composiciones que privilegian el equilibrio entre ingredientes nobles y recursos modernos de la técnica culinaria.
La presentación es contenida, casi introspectiva: un plato de crema de calabaza ahumada, terminado con almendras tostadas y una emulsión verde de aceite, despliega primero el color y el aroma, y recién después invita al paladar al descubrimiento. Cada creación es precisa, casi arquitectónica en su montaje, evitando exhibicionismos.
La carta rehúye la repetición fácil de los clásicos y apuesta por una narrativa renovada, donde cada platillo contribuye a una secuencia orquestada con inteligencia. Los matices cítricos, las notas terrosas de ciertas verduras y el sutil protagonismo de embutidos refinados marcan una experiencia que se expresa tanto en la sorpresa como en la fidelidad a la esencia italiana. Esa dualidad, conjugada por Picchi, justifica el reconocimiento Michelin, confirmando al restaurante como un enclave clave para quienes buscan una visión evolucionada y sincera de la cocina italiana en Brasil.