99 Restaurante ha ido consolidándose como un enclave gastronómico imprescindible en Santiago, donde la propuesta culinaria contemporánea se entrelaza con una sensibilidad marcada hacia el origen de cada ingrediente. El espacio, pensado al detalle, recibe con una atmósfera de sobria elegancia; la luz cálida se posa suavemente sobre maderas claras y líneas puras, mientras el murmullo de la ciudad queda lejano tras el cristal. Destaca una cocina expuesta, casi escenográfica, desde donde fluye el trabajo preciso del equipo dirigido por el chef Kurt Schmidt.
Lo que distingue la experiencia aquí es la atención minuciosa a la temporalidad del producto chileno. Schmidt desarrolla su cocina impulsado por un respeto genuino a la naturaleza, buscando la esencia misma de pescados artesanales, vegetales cordilleranos y frutos de agricultores locales cuidadosamente seleccionados cada día. Lejos de atajos o artificios, el menú de 99 evita la complacencia del recetario fijo: las propuestas mutan con la temporada, invitando a redescubrir ingredientes familiares bajo perspectivas sorprendentemente nuevas.
El ritmo de la experiencia es deliberadamente pausado y contemplativo. Cada plato llega a la mesa como una composición medida, donde la estética minimalista celebra la pureza y delicadeza de los sabores. Con frecuencia, una sencilla emulsión de hierbas realza la textura de un pescado, o unos brotes de estación aportan ligereza a una carne tratada casi con reverencia. El cromatismo discreto y la composición geométrica de las presentaciones enfatizan el balance entre lo visual y lo gustativo, logrando ese punto en que la técnica moderna convive en armonía con la tradición.
En el transcurso del menú, se despliegan juegos de temperatura, de contraste de texturas crujientes y cremosas, de matices terrosos y yodados que sorprenden sin desbordar. No sobresalen las estridencias ni se busca el efecto fácil: la creatividad fluye desde la materia prima, reinterpretada con inteligencia y respeto.
99 Restaurante ha sabido encontrar su propia voz sin excesos ni concesiones al efectismo. La creatividad del chef Kurt Schmidt se expresa en un enfoque reflexivo, orientado a la excelencia desde la sobriedad y el sentido del lugar. Esta mesa santiaguina se mantiene en permanente evolución, proponiendo a sus comensales una experiencia de descubrimiento sereno y profundidad sincera en cada visita.