Entre el bullicio incesante de São Paulo, El Tranvía – Santa Cecilia emerge como refugio para quienes veneran la carne en su expresión más pura. Apenas se franquea la entrada, el local despliega una escenografía pensada: madera oscura en las paredes, vitrales que tamizan la luz en destellos ámbar y vitrinas que albergan recuerdos de épocas pasadas, evocando el Buenos Aires de los clásicos bodegones porteños. Es un entorno donde el tiempo parece ralentizarse y cada elemento –desde la disposición de las mesas hasta la tenue iluminación– invita a disfrutar sin prisa, en sintonía con el ritual del asado.
La cocina, eje central del restaurante, lleva la impronta de una filosofía que privilegia la integridad del producto y la tradición del fuego vivo. Los cortes seleccionados atraviesan la parrilla con una precisión casi ceremoniosa: bife de chorizo, ojo de bife y asado de tira, entre otros, alcanzan la mesa exhibiendo un dorado uniforme en el exterior y una jugosidad intacta en el centro, proporcionando a cada corte un carácter robusto y un ahumado sutil. El tueste de la leña y la sazón justa se perciben en el primer mordisco, montaña de matices para el paladar que delata la atención a cada detalle del proceso.
La presentación escapa a lo superfluo. Cada pieza reposa sobre placas calientes, conservando el calor y permitiendo al comensal saborear sin apuros. La vajilla, discreta y sin ostentación, solo refuerza el protagonismo de la carne. Esta apuesta por la sobriedad visual responde a la búsqueda de autenticidad y a una confianza absoluta en la calidad de la materia prima, sin artificios que distraigan la atención del bocado esencial.
La bodega, cuidadosamente curada, ofrece etiquetas con firmeza tánica y profundidad aromática, capaces de realzar los perfiles de los principales cortes. Así, el maridaje se convierte en un ejercicio de afinidad y contraste, acompañando la experiencia sin robar escena.
La visión del chef, comprometida con la autenticidad y el respeto al método, permea cada etapa: desde la elección del corte, el manejo del fuego, hasta la disposición final sobre la mesa. Esta constancia, lejos de buscar protagonismo, subraya el arte del asado entendido como disciplina y culto a la materia prima noble. En El Tranvía – Santa Cecilia, el encuentro entre atmósfera, técnica y tradición marca la pauta de una propuesta en la que la carne alcanza su máxima expresión culinaria en São Paulo.
