Entre las calles ajardinadas de Itaim Bibi, Supra di Mauro Maia emerge con una propuesta que desafía tanto la nostalgia como el conformismo dentro de la gastronomía italiana contemporánea en São Paulo. Al cruzar el umbral, el visitante se sumerge de inmediato en una atmósfera donde los materiales nobles —maderas pulidas, mármol luminoso— dialogan en equilibrio con una iluminación dosificada, que parece invitar al recogimiento. El espacio nunca abruma: la disposición de las mesas, la presencia de arte sobrio en las paredes y el tintinear sutil de la cristalería marcan el tono de una experiencia que privilegia la contemplación tanto como el disfrute gustativo.
En este escenario, la cocina de Mauro Maia se deslinda de la mera reproducción de recetas italianas para trazar una ruta ambiciosa entre dos polos: el respeto por la tradición y la búsqueda reflexiva de nuevas texturas y matices. Cada elaboración parte de materias primas impecables —harinas de grano duro, aceites de oliva de origen controlado, quesos y embutidos seleccionados de pequeños productores italianos—, maniobrados con la destreza adquirida por años de oficio, pero también con una curiosidad que desafía lo previsible. El chef describe su estilo como un equilibrio entre la esencia de la artesanía italiana y la mirada abierta a técnicas actuales, sin permitirse gestos gratuitos.
La carta, lejos de ser estática, deja entrever la temporalidad a través de pastas frescas hechas en casa y preparaciones en las que la estacionalidad marca diferencias tangibles. Al recibir una lasaña delicadamente gratinada, sobresale el brillo dorado de su superficie y el contraste entre una bechamel sedosa y la robustez aromática de un ragú prolongado en cocción lenta. El ossobuco, presentado sobre un lecho de risotto bien ligado, apunta sin grandilocuencia al rigor técnico detrás de la aparente sencillez. La presentación de cada plato responde siempre a la misma lógica: cortes precisos, juegos de color que resaltan sin imponerse y una cuidada relación de volúmenes.
El conjunto se completa en un ambiente que invita a dejarse llevar por una sucesión de detalles sensoriales: la fragancia cítrica de una emulsión, el perfume de hierbas frescas que antecede a cada bocado, el sonido leve del pan rompiéndose bajo la presión de los dedos. Así, Supra di Mauro Maia se distingue como un lugar donde la técnica no sustituye a la memoria gustativa, sino que la amplía con rigor y sutileza. Aquí, cada visita se transforma en un redescubrimiento pautado por la coherencia y la profundidad de una cocina pensada para quienes exploran sin prisas los matices del sabor italiano moderno.